Esa sonrisa no era para la foto....la lleva siempre puesta ! |
....pero me encanta llegar a un bar o restaurante y que recuerden mi nombre y/o mis gustos. Es ese aire familiar el que hace que prefiera la cafetería de mi barrio a otras que quizás sean más elegantes o estén más de moda.
A mi, el cafelito que me preparan Rocio, Irina o Diana me sabe a gloria. Lo comienzan a preparar solamente con verme aparecer, a veces no me da tiempo ni de sentarme antes de que me lo pongan. En la barra y con el periódico. Saben que es corto de café, en vaso y con sacarina.
Como si de ludópata entrando a un bingo se tratara, reprimen con aire maternal mis deseos de zamparme esos croissants recién sacaditos del horno a sabiendas que son veneno puro para mi salud.....siguen de cerca mi diabetes. Dependiendo de la hora del día, me permiten comerme mi mini-bocata jamón y queso con tomate o atún. Como mucho, robarle un bocadito de la merienda a mi peque. Todo ello con buen humor y siempre atentas a todo lo que ocurre en el establecimiento.
Comentamos las noticias y sonríen divertidas cuando me escuchan carcajearme en voz alta (tengo ese defecto, soy escandalosa) de la viñeta del día en el periódico. Todo ello mientras ellas transitan a lo largo de la barra, preparando cafés, bocadillos, sirviendo bollería, vendiendo pan o preparando la siguiente hornada.
Se que no es lo mismo, ni es igual....pero me recuerda tanto a la legendaria canción de Cheers ....
El sábado, Rocio e Irina me recibieron celebrando el carnaval con unas divertidas orejas de chica Playboy. Además de guapísimas son fotogénicas....
Rocio es una típica belleza española, de mirada pícara y mucho duende |