domingo, 30 de enero de 2011

REinventarse .... o caer ?????

En lugar de caer, de lloriquear...nos levantamos y nos REinventamos
Se lo escuché a Jaime Izquierdo refiriéndose a su historia. En poco tiempo y sin esperarlo había encontrado la necesidad de REinventarse. Y me gustó el palabro. Sí, palabro, porque resulta que el verbo REinventar no está en el diccionario, grave omisión. No tuve el gusto de conocer a Jaime antes de esa transición pero el resultante me gusta. Pués resulta que yo también me estoy empezando a gustar más desde que me REinventé.

Miro a mi alrededor. Y sí, he conocido a muchos REinventados recientemente. No se lo he preguntado directamente a ninguno pero, en general, parecen bastante felices. Hay a quien le gusta llamarles Emprendedores, seguramente lo son, pero creo que ahí habría que distinguir entre los que han llegado por deseo propio, cuando ellos lo decidieron y porque ellos lo decidieron, los inventores con tracción delantera, como mi amigo Jorge o la gran María...y los que, como yo, llegaron forzados por la vida y sus circunstancias. Estos son los verdaderos REinventores, los de tracción trasera por aquello de que nos vinieron empujando por detrás. Pero nosotros, en lugar de caer, aprovechamos el impulso.

Algo más de un año después del empujón estuve en Madrid, en Fitur, reencontrando muchas caras conocidas. Y me sentí bien. Extraño a algunos de los que fueron mis compañeros de fatigas en los años hoteleros pero no lamento no seguir en ese ruedo. Aunque la puerta que se abrió es hoy mucho más pequeña, he de decir que es inmensamente más divertida, enriquecedora y emocionante.

No está siendo fácil explicar al mundo lo que estoy haciendo aunque ya he dejado de tener la sensación de que esta dificultad tiene que ver con mis inseguridades. En el momento de mi charla parecen entender que mi vida ahora se divide en varias parcelitas y proyectos diferentes pero compatibles. Pero después una se da cuenta de que, como en el juego del teléfono roto, algo no se comunica correctamente cuando te llega la exclamación "¡Qué bien!¡Me han dicho que estás haciendo fotos para Bahía Príncipe!".

Aunque me divierte, el sentido común me dice que no puede ser positivo el que mi entorno no entienda a qué me dedico. Es lo que tiene REinventarte sin escribirlo en un papel ni anunciarlo a los cuatro vientos. Todavía hay gente que piensa que sigo en Riu Hotels y que la fotografía es únicamente un hobby para mi.

Así, yo comencé el otro día con una pequeña nota en la que explico a qué me he dedicado en el último año. Es algo así como una pequeña introducción porque queda mucho por hacer.

Para leerla, pincha aquí . ¿Se entiende?

viernes, 14 de enero de 2011

Cita con Roland

El pequeño Roland no levantaba dos palmos del suelo, no tendría más de 3-4 años y no hablaba pero si comprendía algo de español. Su cara se iluminó cuando mis hijos le invitaron con los ojos y señas infantiles a unirse a ellos en una piscina de plástico que teníamos en el patio de nuestra casa en Puerto Plata. Las ganas por zambullirse no le hicieron precipitarse. Cogió una pastilla de jabón (jabón de cuaba, similar al legendario Lagarto...), se quitó su poca ropa, y se dirigió a la manguera donde se enjabonó de una manera que yo no he visto jamás. Ni un milímetro de su pequeño cuerpo, incluida cabeza, quedó sin cubrir de espuma. Después, con esmero, lo aclaró (¡cómo brillaba esa piel de moreno intenso!) antes de compartir juegos de agua con Ana y Dani que por aquel entonces tenían más o menos su misma edad y se habían sumergido sin pensar ni dos segundos en su higiene personal.
Ahí bien visible, la diferencia entre crecer como niño malcriado e inconsciente (los míos a esa edad no se lavaban solos) o crecer con la responsabilidad de cuidar de ti mismo inculcada por algún adulto bien educado que algún día le instruyó o al que él mismo observó. Es una escena de hace unos 8 años cuando yo residía en República Dominicana donde los haitianos son la población inmigrante más numerosa.

Roland es de Haití y estaba visitando a su padre que malvivía en un edificio en obras colindante con mi casa de Puerto Plata. Vivía en Puerto Príncipe con su madre. No sé ahora mismo dónde está. La estadística me dice que es muy posible que él o alguien muy cercano hayan fallecido en alguno de los huracanes que han sufrido desde entonces, durante el terremoto de enero 2010 o, posteriormente, víctimas del cólera. Todo ello en el país que ya antes de todo eso era el más pobre de toda América.

Nadie merece tal cúmulo de desgracias. Uno de los lemas de la nación haitiana es "la unión hace la fuerza" ¿Qué tal si los países desarrollados se lo toman en serio y ayudan ? Fondos para la reconstrucción y ayuda para la estabilidad política en el país. Los haitianos son personas muy inteligentes y capaces pero necesitan apoyo para levantarse. ¿No lo necesitarías tú?



(vuelve a fallarme blogger con las fotos !!!!)