miércoles, 21 de julio de 2010

Amistades de verano





Dani regresó a casa, pero no es el mismo. Dani regresó a casa después de tres semanas que en tiempo infantil equivalen a tres meses de nosotros los adultos. Ha crecido y, sobre todo, ha vivido intensamente esas nuevas amistades con las que ha convivido mañana, tarde y noche. Recuerda con especial nostalgia a un amiguito valenciano y repite su nombre hasta la saciedad explicando cada vez que Jaime en castellano, Jaume en catalán, se pronuncia "Xaumi" en valenciano. Seguro que echando la vista atrás todos recordamos esa sensación de amistad express.... pocas semanas pero tan intensas ("¡ mami !, ¡ cada día parecía una semana y es que hacíamos taaaaaaantas cosas ! ......") que parecen amigos de toda la vida.

Entre juegos y experiencias también han compartido el conocer de cerca a sus ídolos. Rudy Fernández, Ricky Rubio y Juan Carlos Navarro han logrado redoblar ese afecto que sin conocerles personalmente ya les profesaba un muy deportista Daniel. Y es que parece que son simpáticos y accesibles. Justo lo que un pequeño de 11 años que sueña con convertirse en uno de ellos necesita para seguir practicando su deporte favorito con ilusión.

La práctica deportiva ha sido la excusa ideal para una experiencia inolvidable que ha quedado inmortalizada en las fotos que se ha tomado con sus ídolos. No sé si logrará conservar las otras, las que él mismo tomó con su camarita, posiblemente borrosas y con alguna cabeza cortada, pero que ahora mira y remira cada rato recordando esas risas veraniegas llenas de alegría y lejos de preocupaciones.

sábado, 10 de julio de 2010

Felicidad


No hace mucho leía en el blog de Miguel Angel Violán sobre la existencia de unas jornadas en una escuela de negocios de Barcelona sobre "Cómo ser feliz".

En lo personal encuentro ese tipo de enseñanzas muy inspiradoras y seguramente interesantes para los que disfrutamos observando los comportamientos humanos (quizás por ello me gusta fotografiar a las personas.....). Esos conceptos teóricos nos ayudan a ponerle nombre a las cosas que vemos cada día, incluso a analizar nuestros propios comportamientos e intentar racionalizar nuestros sentimientos, si es que eso es posible. Pero no creo que el conocer estos supuestos "pasos hacia la felicidad" sea suficiente para saber aplicarlos en nuestras vidas, tan ligadas a nuestras experiencias desde el vientre de nuestras madres.

La vida de cada persona está compuesta de momentos, muchos, en los que experimenta o no eso tan difícil de definir que es la felicidad. En muchos casos son experiencias placenteras pero en muchos otros no lo son. Nuestra capacidad de disfrutar las primeras sin minimizarlas ni aplazarlas y de asimilar las segundas sin recrearnos demasiado en ellas es para mi fundamental. La Paz interior y la espiritualidad, ser coherente con nuestras ideas y sentimientos, querer y sentirse querido, tener autoestima,... no sé cuál de estos conceptos es el más determinante, quizás el que mejor los engloba es el de Paz interior (si, si, Paz, en mi ortografía personal siempre va con mayúscula).

¿Realmente a uno le pueden enseñar a ser feliz?
Como muy bien indica Miguel Angel, la llave está en nuestro interior. Leyendo este fragmento de "El Jardinero" que se parece tanto a lo que pienso pero no sé explicar, llego a esa misma conclusión.

viernes, 2 de julio de 2010

Embarazos


Pocas veces me he sentido tan sssssssstupendísima como cuando estaba embarazada de Ana, mi hija mayor. Me veía a mi misma guapísima e incluso más estilizada, apenas engordé. No tenía hambre y mis únicos antojos eran la leche (perfecto) y las sopas. Esto último no tendría nada de anormal si no fuera porque por entonces vivía en República Dominicana, en temperaturas superiores a los 30 grados y una humedad tremenda ¡ Qué sudadas ! Pero eso no importaba, tenía energía 100% y una alegría continua en el cuerpo.

Pero como el típico tópico de que cada embarazo es diferente en mi se cumplió tal cual, nunca me sentí físicamente más miserable que durante los primeros meses de embarazo de Dani. Además de que mi barriga ya era evidente desde casi el minuto cero (aunque debo decir que era una barriga preciosa), mis actividades más frecuentes durante los primeros 3-4 meses fueron vomitar, combatir calambres y repudiar cualquier tipo de olor, daba igual que se tratara de un aroma en otra vida agradable.....

El resto del embarazo fue algo mejor, aunque mi continuo antojo por el chorizo, producto puramente español en un lugar tan poco apropiado para ello como Punta Cana, me tuviera al borde del telele. Recuerdo que algún día llegué a desayunar, almorzar y cenar bocata de chorizo y es que cada amigo, conocido o primo lejano que aterrizaba en la islita desde España debía camuflar en la maleta el tan deseado embutido, so pena de no tener permitido el acceso al hotel. El resto de alimentos no me interesaban en absoluto.

Si hay que decir que del embarazo de Daniel me encantaron dos cosas que no viví con el de Ana. A pesar del cansancio añadido que significa atender a un bebé mientras esperas otro, el compartir mi embarazo con Ana fue algo muy especial. Por otro lado, el haber resistido la curiosidad de saber el sexo del bebé fue un acierto total. Descubrirlo en el momento de dar a luz fue realmente emocionante y lo recomiendo a todas las futuras mamás.

No entraré en el momento de romper aguas y la interesante travesía de 3 horas en ambulancia desde Punta Cana a Santo Domingo porque eso da para un post aparte.

Tengo 2 únicas fotos de mi primer embarazo.....me las tomó mi madre en la clínica con mi cámara de bolsillo. O quizás debería decir tenía. Porque querría haberlas mostrado en este post y ahora ni siquiera las encuentro, tendré que buscar mejor. Yo estaba muy sonriente, recién preparada para ir al quirófano para que procedieran con mi cesárea programada. Del de Dani no recuerdo tener ni una..... el parto fue prematuro y ni estaba mi madre, ni había tiempo para fotos.

Hoy realmente lamento mucho no haber inmortalizado mis preciosas panzas, las recuerdo con mucho cariño y mis hijos a menudo me preguntan por ellas. Aunque ambos embarazos fueron tan diferentes si tuvieron algo en común: la felicidad completa de ir anticipando la llegada de un pequeño a casa.